La ética se mide por las consecuencias dañinas, no por el hecho de estar objetivamente mal. Lipovetsky
Mientras estuve viviendo en el bello estado de Nuevo León, me pude percatar que a donde yo me dirigiera, podía detectar una “cultura light”, no exclusiva de la zona. En esos días y durante una charla con un conductor de la estación de radio local XEOK, surgió la idea de desarrollar algo sobre el tema, el cual resultó de mucho interés al ser transmitido como parte de su programación. Posteriormente, al comentar los resultados del programa con el Padre Benito, un gran ser humano cuya labor pastoral se desarrolla en la zona de Apodaca, le resultó tan interesante el tema que agrupó a cerca de 400 personas entre padres y padrinos, aprovechando la época de confirmaciones y primeras comuniones en su parroquia, y los invitó a escuchar mi conferencia. Al terminar, no solo el Padre Benito y yo, sino la comunidad en general compartimos la misma percepción: era hora de poner “manos a la obra”.
¿Qué es la «cultura light»?
Es un tipo de vida que surge en una sociedad donde los individuos carecen de referentes, moralmente vacíos, siempre insatisfecho aún teniéndolo todo, lo cual no permite tener un progreso humano, porque no se trabaja en la parte moral, solo en lo material. En lo que aparenta ser y no es. En la fachada.
¿Cómo surge la “cultura light”?
Se dice que su origen se remonta al final de la Segunda Guerra Mundial. Al terminar el conflicto, mucha gente quedo ociosa y comenzaron a aparecer ciertos patrones de comportamiento que poco a poco se fueron unificando y al mismo tiempo se fue sumando gente hasta convertirse en algo significativo, como sucede en la sociedad actual. Estas personas no se pusieron de acuerdo, sino que debido a la conjunción de hábitos y costumbres, se replica y difunde por imitación a toda la sociedad.
¿Qué la caracteriza?
Por la ley del menor esfuerzo, por un perfil de responsabilidad bajo, individualismo exacerbado, la búsqueda inmediata de la satisfacción propia, la escasa profundidad en el abordamiento de cualquier tema, la falta de compromiso social o incluso humano y un culto marcado por las apariencias. En resumen, prevalece la forma y no el contenido.
¿Qué es el “hombre light”?
El hombre light, surgido dentro de una sociedad enferma, se esmera por lo superfluo y presenta cuatro características sumamente negativas:
Hedonismo. La ley máxima de comportamiento es el placer por encima de todos y de todo, para así alcanzar los niveles más altos de “bienestar”. Diversión desenfrenada, sin restricciones. No es únicamente disfrutar la vida, sino desbocarse.
Consumismo. Del hedonismo llega con una fuerza implacable el consumismo. Todo puede escogerse a placer: comprar, gastar y poseer. Se vive como una nueva experiencia de libertad.
Permisividad. De esta falsa ideología surge la permisividad. No hay prohibiciones, no hay límites: todo está permitido. Hay que atreverse a todo, llegar cada día “más lejos”.
Relativismo. Es hijo natural de la permisividad. Es un mecanismo de defensa, es un código ético nuevo. El análisis de la moralidad de cualquier situación puede ser positivo o negativo, nada es totalmente malo o totalmente bueno.
Conclusión: Es un hombre rebajado a nivel de objeto. Manipulado, dirigido y tiranizado por estímulos deslumbrantes pero que no acaban de llenarlo, de hacerlo “completamente feliz”. Son hombres y mujeres sin rumbo, desorientados, perdidos en sí mismos, pero que no son felices aún teniéndolo todo.
¿Cómo es en su interior este hombre light?
Es una mezcla de frialdad insensible, de neutralidad, de falta de compromiso, y a la vez de curiosidad y tolerancia ilimitadas. No le preocupa la justicia, ni los problemas sociales, ni los grandes temas del pensamiento. Todo esto muy fomentado por la TV, Internet, vídeos, los modelos de mediocridad intelectual y carentes de moral representados por algunas personas de ciertas élites (actores, cantantes, políticos, deportistas, etc.).
Son personas que tienden a no asumir con facilidad las consecuencias de sus acciones y esto aunado a un patrón de consumismo porque es un elemento que contribuye a lo que es una vida “placentera”. Hay también una demanda de las cosas que se obtienen con el menor tiempo y el menor esfuerzo.
¿Cuáles son las consecuencias?
Una profunda confusión en los valores, ya que se envían mensajes “light”. Para formar una familia y para lograr con ella lo que necesita la sociedad, se requiere una serie de esfuerzos, sacrificios e inversiones de tiempo, las cuales son contrarias a la mentalidad “light” que ahora se está impulsando y que por consiguiente, establece vínculos no duraderos, efímeros.
Sus adeptos son individuos con un elevado grado de inmadurez emocional y espiritual, resultado de su incapacidad de aprender a partir de sus propias experiencias, de sus fracasos y de asumir su vida con las consecuencias que ésto implica.
Su proyecto de vida es nulo, pues viven en el “aquí” y en el “ahora”. Esta corriente cultural produce individuos “light” que obviamente son fruto de un problema de socialización que se está generando como consecuencia de una familia que no puede asumir o no ha estado asumiendo el papel que le corresponde en la sociedad.
¿Qué podemos hacer?
Es momento de hacer un poco de autoanálisis: ¿estamos criando hijos frágiles, inmaduros, superficiales?
Yo les digo a mis pacientes que con el ejemplo, bueno o malo, se educa a los hijos. Al final son nuestra “obra maestra”, pero esto no quiere decir que no la podamos “pulir”. Debemos hacer un alto y cuestionarnos, autoevaluarnos y retomar el camino de la sensatez…. ¡nunca es tarde!
Psic. María Teresa García Aguilar