«La desaceleración como formula para ser feliz es la clave del Slow Living»
Carl Honoré
Decidi escribir al respecto cuando me vino a la mente el recuerdo de mi hija mayor cuando le pregunto su maestra en el kínder que a que jugaba con su mama. Mi pequeña hija de 4 años contesto de manera espontánea y vivaracha “a las aprisitas” , a lo que su maestra le dijo y eso como se juega? Ella solo comenzó a moverse de un lado a otro rápido y dijo asi… aprisita, aprisita, aprisita…
Hoy 28 años después confirmo que mi hija aprendió bien el juego y sinceramente no tiene nada de divertido ni para ella, ni para los que la rodean.
Estamos acostumbrados a vivir una ajetreada y estresante vida por lo que disfrutar el presente y todo lo que hacemos resulta bastante complicado. Ni se diga de pararnos a oler un puesto de flores o los sonidos de la naturaleza ya que esto esta velado en nuestro disco duro . Sin embargo, existe una solución.
El slow living es una tendencia que ha existido un par de años, sin embargo, durante 2017 tomó mucha fuerza y cada vez son más las persona que lo practican. Consiste en valorar los momentos cotidianos con tus seres queridos, escuchar tu música favorita o leer un buen libro. La tecnología ocupa un papel secundario en la vida y promueve que hagas más cosas al aire libre. Este estilo de vida también impacta nuestra salud pues, hace que las personas tomen decisiones más saludables, comiendo cosas más limpias y naturales.
La traducción literal al castellano sería vivir despacio o, mejor aún, vivir sin prisa. En general, el término se asocia con ser conscientes del paso del tiempo, de disfrutar de hacer las cosas con calma, paladeando los detalles. También se asocia con cierta estética (muchos materiales orgánicos) y con un estilo de vida sostenible.
Cocinar un pastel en lugar de cogerlo del súper, e incluso hay quien se confecciona su propia ropa en lugar de comprarla en tiendas. En definitiva, pisar el freno del día a día e intentar hacer las cosas durante el tiempo que requieran y no en menos.
Para mí, este enfoque suponía cierta presión. La idea de slow living, de vida sencilla y pausada, que tenía en la cabeza era inalcanzable. No tenía sentido que el proceso de hacer las cosas “bien”, sin prisa, me quitase tiempo para disfrutar de ellas plenamente. Quiza me tardaba hora y media en cocinar, pero ya no lograba comer con calma, pues tenia que salir a trabajar o a hacer otra actividad.
Y esto me llevó a mi posición actual: para mí, slow living no tiene tanto que ver con hacer las cosas de una determinada manera, sino con disfrutarlas. Voy a seguir con el ejemplo de la comida porque para mí es de los más fáciles de ejemplificar, pero es que yo no suelo disfrutar cuando cocino. Sin embargo, me encanta comer en compañía. Por eso prefiero mil veces mi pizza tirada en el sofá charlando con mi marido a una cena riquísima cocinada con mimo y ambientada con velas y romanticismo.
Así que esto es el slow living para mí: identificar qué momentos son los que realmente disfruto, centrarme en ellos e intentar dedicarles el mayor tiempo posible, al tiempo que intento vivir de forma cada vez más sostenible. No es tan espectacular quizá una foto de una pizza, pero sí más liberador
Slow living es encontrarle el sentido a la vida disfrutando el presente y encontrando paz y tranquilidad. De este modo todo es más simple, “back to basic”, que es básicamente disfrutar con lo esencial.
Por otro lado, The Kinfolk Home es una selección de casas de gente que vive de acuerdo a esos mismos conceptos. Este se podría resumir en “interiors for slow living”… Casas, rincones, estéticas, colores y atmosferas depuradas, simples, calmas, muy calmas. En donde importa lo que realmente es imprescindible, todo lo demás es evitable y simplemente no está.
Las casas que se muestran están hechas con dedicación a través del tiempo, donde su estética final no es lo que importa, sino que se relacione extremadamente bien con la familia que la habita. No importa el color de la pintura que usaron en sus casas, sino que la atmosfera tanto espacial como la que se relaciona con la familia.. Es necesario conocer a la familia y la familia debe conocer el espacio. Se debe conocer el cómo habita la familia este espacio, un día tras otro; mirar, observar con calma, evaluar dónde se desenvuelven más, dónde están menos, qué necesitan en esos espacios para que sus actos sean cómodos y confortables. Todo esto definitivamente es mucho más importante que la marca de un sofá o si está de moda o no tiene que construirse día a día y durar por años. Una casa siempre está en constante evolución; siempre hay que observarla, ajustarla, cambiar una silla, mantener un tapiz. Si en la casa no queda todo relacionado, todo cohesionado, se verá como los departamentos en serie : mal hechos, con un mueble al lado del otro, frío y estático.
Es difícil bajar las revoluciones en un mundo en que cada vez es todo más inmediato; donde pensar las cosas dos veces puede ser incluso un estorbo. Pero lo que nos sugiere el slow living es que ajustemos nuestros hábitos y que estemos atentos a cómo podemos detenernos para disfrutar del presente, lo que tenemos, lo que podemos tener y estar profundamente felices con eso.
Pero… ¿cómo puedes lograr bajar la velocidad de tu vida y disfrutar cada instante de ella? Hacer pequeños cambios hará que el proceso sea más fácil. Por ejemplo, si eres la típica persona que se sirve una taza de café y se pone a leer sus mails, ahora deberás de disfrutar esa taza de café combinándolo con algo que quizás te gusta hacer pero no dedicas mucho tiempo como leer un libro o platicar con tu roomie. Los fines de semana, podrás salir a plantar un árbol o tu pequeño huerto en lugar de ver Netflix y así sucesivamente
Así que ya lo sabes, el tiempo es una de las cosas más preciadas que tenemos en la vida y cada hora que pasa no regresa. Tú eres el único dueño de tu vida y quién podrá cambiar sus hábitos y forma de vivir la vida.
¡Como gastas el tiempo es como vives!
¿Cómo disminuir el ritmo de vida? Comienza a vivir a un ritmo que te permita disfrutar de lo que haces. Por ejemplo, preparar una conserva. Todas son formas de abordar la misma cuestión: el ritmo frenético de la vida moderna. Hervir fresas frescas para hacer mermelada te hace experimentar la satisfacción de producir algo que normalmente comprarías en una tienda. Tejer una bufanda durante un viaje en tren te ayuda a disfrutar de un periodo de tiempo en tu día que de otro modo sería una tarea. Sin embargo, tejer y cocinar no son las únicas maneras de disminuir el ritmo de vida, sino que puedes comenzar hoy con una práctica tan simple como mirar hacia arriba y observar las nubes. ¿Por qué disminuir el ritmo de vida? Tal vez es mejor preguntarse: ¿Por qué tratamos de hacer las cosas con tanta prisa? No es necesario ir a paso de tortuga, pero disminuir el ritmo lo suficiente que te permita pasar el día con un objetivo ayuda a calmar los nervios, a estrechar lazos y, paradójicamente, te permite sentir que tienes más tiempo que cuando vas con prisa.
¿Cómo comenzar? Uno de los primeros pasos para aprender a llevar una vida tranquila es reconocer que esa es una opción que todos tenemos. Si estás en una época muy ocupada, puede que sea tentador pensar que no tienes tiempo para disminuir el ritmo de vida – pero siempre hay maneras de hacerlo, no importa cuántas cosas tengas que hacer. Puedes comenzar poco a poco.
Mientras lees las recomendaciones, selecciona una o dos que te gustaría intentar hoy. Hacer un esfuerzo por cenar en familia. Otras maneras de disminuir el ritmo de vida Reconsidera tu forma de ir a trabajar o también podrías preguntarle a tu jefe si podrías trabajar algunos días desde casa. Si tu situación laboral actual requiere un desplazamiento largo que realmente te cansa, quizás podrías comenzar a buscar otras oportunidades de trabajo más cerca de casa. Incluso si no puedes hacer nada por reducir el desplazamiento, intenta convertirlo en una experiencia más agradable. Por ejemplo, podrías salir más temprano para evitar los atascos o aprovechar el tiempo escuchando una grabación de meditación o un audiolibro.
Convierte una rutina diaria en un ritual Todos tenemos ciertas cosas que hacemos todos los días: hacer té o café, preparar las comidas, Pasa tu tiempo libre practicando un hobby en lugar de ver la tele O en lugar de consultar el correo electrónico, actualizar las redes sociales o comprar por internet. Es increíble la cantidad de nuestro tiempo que estas actividades pueden llevarnos si se lo permitimos. Es fácil pensar que no tenemos tiempo para nuestras aficiones pero la realidad es que simplemente decidimos dedicar nuestro tiempo libre a otras cosas. Trata de elegir un día a la semana en el que estés una «tarde alejada de la pantallas» y, en su lugar, la utilices para dedicársela a algo que te apasione»
No hacer nada, simplemente disfrutar de nosotros mismos y de lo que nos rodea, es una práctica muy profunda, porque todos tenemos una energía dentro de nosotros que constantemente nos empuja a hacer esto o aquello. No podemos permanecer sentados o quietos y disfrutar de nosotros mismos o del hermoso cielo. No podemos estar sin hacer algo». Ten en cuenta esto la próxima vez que te sientas un poco aburrido y no optes por apresurarte a hacer alguna actividad. En vez de eso, presta más atención a lo que estás sintiendo, al color del cielo, a la luz y a las personas que te rodean.
Planea unas vacaciones más sencillas Si hay un momento en el que podemos disminuir el ritmo de vida es durante las vacaciones. Evita las prisas y opta por ir despacio y simplificar. Educa a tus hijos sin prisas Cuando los niños salen corriendo de la escuela para ir a practicar deporte o a las actividades extraesco Crea algo de la nada Hacer algo que normalmente comprarías puede aportar una inmensa satisfacción.
Aún mejor, haz que sea una actividad en colaboración y reúnete durante el tiempo del proyecto con un amigo. Hornea una hogaza de pan, envasa un poco de mermelada, teje un gorro, prepara algo de cerveza, fabrica tu propio jabón o exfoliante.
20 pasos para lograr el slow living de manera exitosa:
- Respira
- Controla la velocidad
- Come bien, come sano.
- Usa espacios para relajarte: (tocar instrumento, yoga, rezar)
- Bloquea unas horas a la semana sin planes (no hacer nada -sin celular-)
- Meditar
- Haz rompecabezas
- Haz descansos por cada hora de trabajo
- Haz una lista si tienes que hacerlo o si puedes reagendar lo, hazlo
- Delega
- Tomate tu tiempo (el suficiente para no andar corriendo)
- Desconéctate algunas horas de los aparatos electrónicos (apágalos)
- Para, mira, piensa. Antes de enviar a la persona un correo piensa si está cerca y hazlo caminando hasta su lugar. No des enviar.
- Elimina las notificaciones si hay nuevos mensajes (esto causa mucho estrés)
- Levántate antes (pon el despertador diez minutos antes de lo habitual)
- Aprende a decir NO
- Limita el acceso al e mail (si estas fuera de la oficina, establece un horario y respétalo)
- Encuentra tu ritual slow (elige una actividad que ayude a relajarte y prográmala en tu rutina diaria)
- Encuentra tu rincón para pensar (a lo largo de tu jornada, ubica el espacio y hazlo)
- Vive el presente. Cuando haces varias cosas a la vez, vives en la superficie. La vida es lo que ocurre aquí y ahora.
La verdadera felicidad es disfrutar del presente sin dependencia ansiosa del futuro, no divertirnos con esperanzas o miedos, sino descansar tranquilos, como el que no espera nada. Las mayores bendiciones de la humanidad están dentro de nosotros y se encuentran a nuestro alcance. Un hombre sabio esta contento con su suerte, sea cual sea, sin desear lo que no tiene.